Angerona una romana angustia
Diosa de la angustia y el miedo, no sólo produce estos sentimientos, también los alivia, es también la diosa romana del silencio, por eso se representa con la boca vendada y sellada par evitar que se escaparan los gritos de angustia que eran presagios de mala suerte. Las buenas formas de la época sugerían que se guardaran las preocupaciones y la paciencia al final terminaría por disolverlas.
Sin embargo, mucho tiempo después diría Kierkegaard, que las palabras son salvadoras y “el reservado no quiere compartir nada y semejante mezquindad debe de provenir de algo espantoso que guarda en su interior. Por eso es una figura demoníaca”. (El laberinto sentimental. José Antonio Marina) La palabra alude a lo angosto y opresivo, es egoísta porque oprime al corazón y lo domina.
Su estatua se ubicaba en el templo de la diosa del placer Volupia como respuesta a dos formas de placer, la que deviene tras vencer la angustia o la que no permite que esta llegue.
Ella es también el nombre secreto de Roma ¿Por qué tenían las naciones de la antigüedad clásica un nombre secreto? Porque se trataba de una palabra mágica llena de poder que podía ser invocada para sucitar el mal, como era la mala costumbre de las Sirenas que cantaban el nombre de los marinos y estos perecían. Los romanos creían que conocer el nombre secreto, el verdadero, de una nación otorgaba al enemigo el poder para pronunciarla junto a un mal. Pensaban que el dios o diosa de la ciudad podía ser amenazado para abandar su puesto como guardián y con ello ayanar la defensa. La leyenda de Rómulo y Remo nos habla de una loba nodriza que salva a los gemelos. La existencia misma de Roma se debe a este animal benevolente que muy probablemente se identifica con Angerona.
La angustia es un sentimiento de futuro porque es miedo a lo posible, a la ausencia de opciones. Es uno de los sentimientos que hacen insoportables nuestras vidas igual que el miedo, la depresión, y la envidia. Para Marina representa “el pánico que al sujeto acomete ante la posibilidad de dejar de existir”. Heidegger sostenía que la angustia revela nuestra verdadera condición. Existe una angustia que acompaña al amor pero ella habita entre los erotes o hermanos de Eros para decirlo familiarmente, pero su ciudad no es necesariamente Roma pero sí su reverso.
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