Cuento los granos de arena en la playa y mido al mar, entiendo la lengua de los mudos y escucho a quienes no tienen voz.
Oráculo de Delfos [Herodoto, I, 47]
Esa tarde Diana abrazaba a Mauricio con ternura después de hacer el amor. Ella no quería que se fuera así que le contó una historia del niño que fue, al que le gustaba explorar la geografía de la tierra, que le seducía como el misterioso cuerpo de una mujer, exótico y peligroso. Le prometió también que le revelaría su futuro y unos viejos preceptos de sabiduría si era capaz de esperar a que la narración terminara.
A los hombres desde siempre, incluso a los antiguos griegos, nos preocupa el futuro, prepararnos para el porvenir, eludir la desgracia o aceptar el destino, anticiparnos, si bien no evita lo que ha de suceder, dispone al corazón para aceptar. Dijo Diana como antecedente al cuento que comenzaría a contar:
Una tarde el niño escapó de casa, fue como siempre a esconderse entre las cuevas del vecindario, sin quererlo viajó en el tiempo y llegó al centro mismo del mundo donde hay una fisura, una herida de la tierra por donde corren aguas clarísimas y sagradas, el lugar se llama Delfos (matriz o vientre en griego). Es el "ónfalo" del mundo, el centro indiscutible. El chico estaba extasiado al sentirse ahí, dentro de la cueva, acariciando el ombligo mismo de Gaia, su Tierra fascinante que imaginaba mujer, de adulto en su moto recorría sus bosques y bordearía sus aguas como el amante que quiere poseerlo todo, conquistar cada rincón de su amada, pero ese ritual comenzó en la infancia. Realmente nunca supo adónde había llegado, ni la veracidad de esa aventura.
-- Pero ¿Cómo se puede determinar el centro del mundo? -- preguntó Mauricio incrédulo mientras, bajo las sábanas sus pies se acariciaban con ternura.
Zeus soltó a sus dos águilas mascotas que volaron desde dos puntos opuestos del Universo para encontrar el sitio, ambas se reunieron en esa coordenada, donde hay una piedra cónica con forma de huevo que se llama ónfalo. El templo le pertenecía a la diosa de la tierra Gaia o Gea, la primera capaz de leer el futuro, su templo era resguardado por uno de sus hijos, la serpiente Pitón. Parece ser que Zeus envió a Apolo a Delfos "para que desde allí profetizara a los griegos la justicia y la equidad". El ónfalo u ombligo, a imagen y semejanza de nuestro propio cuerpo, era símbolo del centro. A partir de donde se había realizado la creación del mundo, el centro cósmico donde se crea la comunicación entre el mundo de los hombres, el mundo de los muertos y el de los dioses.
-- A ver espérame-- interrumpió de nuevo Mauricio para besar a Diana en el pecho y preguntar cuál era el origen de una piedra tan peculiar.
Cuentan que esa piedra sagrada fue confundida por Cronos con su hijo Zeus, la abuela Gea y la Madre Rea urdieron un plan para evitar que este padre receloso se comiera a otro más de sus hijos, pues el dios supo en voz de su propia madre que estaba destinado a ser derrocado por uno de ellos, como él había derrotado a su padre. Por ello, se tragó uno a uno a sus descendientes tan pronto Rea daba a luz: Deméter, Hera, Hades, Hestia y Poseidón. Abuela y madre arroparon al ónfalo como si de un bebé se tratara, lo sustituyeron por el pequeño Zeus que fue escondido de su padre hasta que creció. Ya mayor fue a buscar a Cronos, le hizo beber agua de mar haciéndola pasar por ambrosía y el dios Tiempo vomitó a sus hermanos y a la piedra que lo salvó, en homenaje ésta fue colocada en el centro de la tierra donde se erigiría el templo a Apolo, su hijo, reconocido variadamente como dios de la luz y el sol; la verdad y la profecía; el tiro con arco; la medicina y la curación; Las Musas eran parte de su séquito, de forma que la música, la historia, la poesía y la danza le pertenecían.
El niño caminó hacia la cueva, entró superando el miedo y ávido por asomarse a la fuente. Dicen que bebió el agua prodigiosa y por eso se hizo poeta, luego bailó con 9 hermosas mujeres que ahí jugaban y por eso colecciona toda la música del mundo pero lo mantiene en secreto porque es menester reunir las palabras y las notas para volver a ese mundo donde quedó hechizado y al cual no ha podido volver.
Cerca de Castalia, el agua cristalina sedujo al niño de tal modo que olvidó el recelo, se quitó la ropa y se metió a nadar, su cuerpo se llenó de energía, el agua era tibia, a medida que se acercaba a las profundas entrañas de la Tierra la temperatura subía. Sintió temor de que su reloj le fuera robado, era un reloj de bolsillo antiguo, en realidad no era suyo, era de su padre y lo había sacado sin permiso, lo hacía con frecuencia porque era su talismán pero si lo perdía su padre podría matarlo, así que salió de prisa, todo estaba en orden, mientras se vestía, en las aguas de la fuente se reflejó otro niño, casi un bebé que daba muerte a un terrible dragón o una enorme serpiente. No daba crédito a su imaginación.
-- Me confundes, ya estás metiendo tus mitos y está bien pero, ve despacito y explícame ¿qué onda con el otro niño y la fuente mágica?
Ah, ok. Cuatro días después de su nacimiento, Apolo mató al dragón Pitón, que vivía en Delfos junto a la fuente de Castalia al pie del monte Parnaso, sus aguas eran sagradas y podían inspirar la poesía a quienes las bebían o escuchaban su suave murmullo, también se usaba para limpiar los templos y sus vapores alucinógenos provocaban al oráculo de Delfos los sueños y visiones que le permitían predecir el futuro. La fuente lleva ese nombre como tributo a una ninfa que fue amada por Apolo. Castalia no le correspondía, una vez, al huir de él, se zambulló en la fuente, ahí quedó atrapada. El dios consagró Castalia y sus bosques de laurel a las Musas, en torno a ella, Apolo, las musas, ninfas y náyades, cantaban y tocaban la lira. Antes de que el templo se construyera, entre música y canto, el agua era parlante, capaz de predecir el futuro hasta los tiempos en que se construyó el Templo de Apolo. Otro mito dice que Apolo, junto a su hermana Artemisa, emplearon sus flechas y una antorcha para matar a Pitón. Uno de los gemelos representa al sol, la otra a la luna, dicen que la furia de Gea por la muerte de su hijo se convirtió en un remolino (Tifón) que conectó el cielo con la tierra, los hermanos volaron en torno al eje y formaron el caduceo que ostenta Hermes, dios mensajero entre los hombres y los dioses.
--- Querida, estás haciendo una mezcla compleja entre tus exploraciones y las mías, que me late que convertirás en las 1001 noches para atraparme.
Es una buena estrategia ¿no? El caso es que Castalia no quiso amar a Apolo porque pudo prever sus infidelidades, entre ellas la pasión que sintió por Cassandra que también se atrevió a rechazarlo. Apolo para seducirla le había prometido el don de la profecía, pero Cassandra lo rechazó, agraviado, le concedió el don de conocer las tragedias futuras junto con la maldición de que nadie le creyera.
---Mmm ahora me vas a decir que tengo algo de esa Cassandra...
---No, espérate, si lo que no quiero es que te vayas, si te molesto te vas a ir en fa. Pero dejemos el amor y volvamos a la muerte, Apolo mató a la serpiente Pitón para robarle sabiduría, ser dueño y señor del oráculo. Luego de matarla, guardó sus cenizas en un sarcófago que enterró bajo el ónfalos. En honor a este monstruo dio el nombre de Pitia o Pitonisa a las sacerdotisas que interpretaban las predicciones. Dicen las malas lenguas que Apolo se convirtió en delfín para atraer a un barco cretense, del que quería utilizar a la tripulación como sacerdotes, así lo hizo y por ello los integrantes de su culto lo llamaron "Apolo Delfinio", es probable que de este incidente haya surgido el topónimo del sitio.
--- Ya ves, ya se te olvidó mi niño...
--Ahí te va, Mauricito siguió por una ruta hasta salir al otro lado de la cueva, ahí encontró unas ruinas, eran las del templo de Apolo y en los muros, en el dintel y en ciertas columnas, 147 frases sencillas, grandes consejos para la vida. Pero el niño no logró leerlas completas, sólo eran legibles 90. Con mucho cuidado, de su bolsillo sacó una libreta con la que siempre salía de aventuras porque se sentaba en los árboles o sobre las rocas a escribir historias, así que fue copiando una a una las frases en su cuaderno hasta que se hizo de noche. El niño despertó en su cama y pensó que todo había sido un sueño hasta que encontró en la bolsa de su pantalón la libreta con las 90 frases. Las guardó siempre como oro, algunas las trató de seguir, otras se volvieron obsoletas, creció y se volvió maestro, cultivó, la música, la poesía y el conocimiento y todos le llamaron el maestro filósofo.
--Lambiscona-- le dijo y la abrazó por la espalda, le besó el cuello y le dijo: Ahora explícame las frases, y recítate las 147
No pérate, que sólo tengo 90 y te las voy a leer. Los 147 Preceptos Délficos o Máximas Pitias eran frases atribuidas a los Siete Sabios de la antigüedad: Tales de Mileto, Pítaco de Mitilene, Solón de Atenas, Bías de Priene, Cleóbulo de Lindos, Periandro de Corinto y Quilón de Esparta. Como bienvenida al recinto destacaban los consejos fundamentales:
Conócete a ti mismo; Nada en exceso (que no fue inventado por los productores de alcohol o cigarro y que, por supuesto, no se hacía acompañar de la leyenda "come frutas y verduras"); Líbrate de la exageración.
Obedece al dios.
Obedece a las leyes.
Respeta a a los dioses.
Respeta a tus padres.
Sométete a la justicia.
Aprende a aprender.
Reflexiona sobre lo que hayas escuchado.
Honra tu casa.
Manda de ti mismo.
Ayuda a tus amigos.
Domina tu carácter.
No te sirvas de los juramentos.
Ama la amistad.
Persevera en tu educación.
Busca la sabiduría.
No censures.
Ensalza la virtud.
Actúa de modo justo.
Sé benévolo con tus amigos.
Aparta a tus enemigos.
Ejercita la nobleza.
Aléjate del mal.
Aprende a ser bienhablado.
Escúchalo todo.
No pierdas el tiempo.
Aborrece la arrogancia.
Respeta a los suplicantes.
Educa a tus hijos.
Sé generoso cuando tengas.
Cuídate del engaño.
Háblale bien a todos.
Hazte amante del saber.
Estima lo sagrado.
Obra de acuerdo con tu conciencia.
No mates.
Ten trato con los sabios.
Examina tu carácter.
No mires a nadie con desconfianza.
Haz uso del arte.
Honra la buena conducta.
No envidies a nadie.
Alaba la esperanza.
Aborrece la calumnia.
Obtén las cosas justamente.
Honra a los buenos.
Ten sentimientos de pudor.
Desea la felicidad.
Trabaja por lo que es digno de ser adquirido.
Odia la discordia.
Aborrece la injuria.
Habla cuando sepas.
Renuncia a la violencia.
Muestra benevolencia con todo el mundo.
Domina tu lengua.
Hazte el bien a ti mismo.
Sé amable con todos.
Responde en el momento oportuno.
Esfuérzate más allá de lo necesario.
Actúa sin arrepentimiento.
Arrepiéntete cuando te equivoques.
Domina tu mirada.
Piensa en lo útil.
Conserva la amistad.
Sé agradecido.
Busca la concordia.
No digas lo indecible.
Aniquila el odio.
Acepta la vejez.
No alardees de tu fuerza.
Ejercita una buena reputación.
Evita el resentimiento.
Enriquécete de manera honrada.
Aborrece el mal.
No te canses de aprender.
Ama a quienes te alimentan.
No combatas contra aquel que está ausente.
Respeta al anciano.
Enseña a los más jóvenes.
Distánciate de la riqueza.
Respétate a ti mismo.
No seas dominado por la arrogancia.
Corona a tus antepasados.
Muere por tu patria.
No te burles de los muertos.
Siente compasión por los desgraciados.
No confíes en la suerte.
Muere exento de sufrimiento
-- ¿Y mi predicción para el futuro?
--Cuenta la leyenda que quedó inscrita en griego al dorso del reloj de bolsillo, así que sólo lo puedo decir en ese idioma después de un largo ritual de besos.
--¡Tramposa!
Коментарі