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mayo 23, 2019 10:00 am por Regina Freyman

Gabinetes de maravilla y otros hechizos de palabra

Cuenta la leyenda que los dioses de palabras, poesía y otros prodigios bajaron a la Tierra cuando notaron que los hombres perdían la capacidad de hacer encantamientos; aún peor, caían seducidos ante brebajes piratas al amparo de Ápate, dios de la mentira y del fraude que los incita al trabalenguas baladí y las falacias de bagatela. Santo patrono de presidentes que prometen salvaciones irreales, que profieren cifras salidas del conjuro “Yo tengo otros datos”; muros que contienen invasores, combustibles agotados.

Eran tiempos de algo que se dio por llamar posverdad. Inaudito para estos demiurgos que la misma denominación de un tiempo de mentiras fuera tan inexacta, la verdad del después, repleta de recursos engañosos, formulaciones maniqueas y construcciones infantiles; la verdad es una sin tiempo se dijeron extrañados, perplejos ante la pérdida de la imaginación humana y se dieron a la tarea de rescatar el gabinete de “Hechizos expresivos”.

El cónclave se dio cita en las tierras del Mayab, misma que hizo sede de esta cumbre cuando mandatarios mortales se reunieron en Japón (bueno, sólo aquellos que se dignaron a asistir). Ya los humanos se encargaban de la debacle ecológica, pero los dioses preocupados, sabían que nada se podría hacer hasta que no se atendiera la deforestación mental, la contaminación sensorial y la anemia racional. Por algo habría que comenzar.

Cuentan las malas lenguas que llegó por allá Quetzalcóatl con su equipaje lleno de libros y calendarios, tan sólo había puesto su pie emplumado en la cumbre cuando le hablaron de casa exigiendo su retache. Parece que lo tienen en un trono esperando por perdones que la Corona española no le quiere tributar.

La lista de asistentes es larga. Brigit diosa de la inspiración, acompañó con entusiasmo a Bragi y a su suegro Odín (inventor del alfabeto), representantes de las naciones nórdicas. Hubo un poco de problemas en aduana cuando Bragi no declaró su arpa mágica; pero mientras atravesaban el umbral del detector de mentiras, el joven dios, tomó el arpa mágica y comenzó a entonar una canción conocida como la canción de la vida. Con ello probó ser el padre de la poesía y no tuvieron más que dejarlo pasar; por desgracia para las autoridades un grupo de hondureños sin papeles se coló como séquito del buen Odín.

Philyra diosa griega del papel, les exhortó a exigir documentos, pues todo este asunto de migrantes colados viene a cuento en una era sin papel. La delegación griega fue la más numerosa encabezada por la sabia Atenea; su medio hermano Hermes inventor del alfabeto que tiene las manos largas. Habrá que tener cuidado de arpas y rebaños les dijo a las autoridades Philyra, pues eso es lo que le gusta robar. De los segundos, hay varios que le podríamos donar, respondieron despreocupados los aduaneros. Cadmo hermano menor de Fénix, fue convidado también, al ser responsable del paso del alfabeto fenicio a occidente. Inanna su abuela, diosa de palabras, lenguaje, sintaxis y significado, cargaba las maletas. Llegó también Erato, musa de la poesía amorosa, llevó puesta su corona de mirtos y rosales, conducida por sus hermanas: Calíope, Melpomene, y Thalia (no confundir con la señora Motola) y la letrada, Clío (que tampoco tiene que ver con la revista de igual nombre, aunque a ella también la tachan de plagiaria dependiendo de quién cuente la historia).

Los chinos hicieron presencia con su dios sabio y educado Wen Chang, dios de la literatura y de los exámenes; en la antigua China los funcionarios públicos se encomendaban a él para acreditar las pruebas que les conferían el cargo, muy distinto a otras naciones alérgicas a los exámenes, desde los docentes hasta los estudiantes. Otro invitado fue el gran dibujante creador del alfabeto chino basado en las huellas que dejan los animales y las aves al caminar,

Ts’ang Chieh. La India preocupada por la equidad, mandó a Saraswati inventora del sánscrito, diosa de la creatividad y el habla (por suerte para ella en su país las estancias infantiles sí funcionan y tuvo quién le cuidara a sus inditos). Japón nos mandó a su dios poeta, Tenjin quien enseñaa a los humanos a escribir.

La delegación del país del norte sólo permitió la asistencia de Sequoyah, inventor del alfabeto cherokee, y a Sint-Holo, dios del lenguaje. Quienes llegaron en el mismo vuelo fueron Santa Frances de Sales, patrona de los autores, y San Jerónimo, custodio de bibliotecarios y traductores, pues la Santa Sede no aceptó la invitación del gobierno pero este tema sí que era prioritario.

El Medio Oriente no chistó al mandar como sus agentes al buen Tahmurath, escriba de 30 idiomas diferentes; a Thoth, “Señor de las palabras santas” y a Seshat, diosa de la escritura, la historia, e inventora de las bibliotecas.

Reunidos en torno los dos árboles del Edén: el del Conocimiento, y el de la Vida, a la sombra de cavernas y cenotes, que siguen abiertas a la esperanza (no a la falaz ni sexenal), los dioses intentan reanimar las viejas figuras del lenguaje y los bellos tropos para contrarrestar los tuits Noroña, las falacias argumentales y la procaz cursilería demagógica.

“Creemos que la verdad y la belleza son la mayor de las búsquedas humanas, por ello este gabinete de tropos, figuras y elementos expresivos son hechizos que llenan de magia nuestra comunicación”, dijeron en todos los idiomas al comenzar su reunión.

Hipérbole: se trata de un elixir que lo engrandece todo, así hizo el poeta Hernández cuando le dijo a Rosita: Tanto dolor se agrupa en mi costado que, por doler, me duele hasta el aliento; ella compasiva le regaló un Astringosol. Muy distinta a la hipérbole falaz de un ganso volador que dijo que todo un pueblo se volvería bueno con sólo escuchar su puro graznar.

Metonimia: hechizo extraordinario que convierte a la causa en efecto, contenido por continente, y viceversa. Así dijo Alejandra que al mirar un cuadro invocó a su autor “Mira ese Picasso”, el cuadro desapareció; en su lugar apareció don Pablo causándole un gran susto; y de ese modo tan literal hay quienes piensan que “fifí “ o “chairo” son especie, causa, efecto o incluso tintes del afecto.

Sinestesia: es, la experimentación de dos sentidos que funcionan mezclados entre ellos. Como cuando Domitila le dijo al joven Josué -te desnudo con la mirada; el chico ofendido la hizo ponerse oscuras gafas. Pero comentan los dioses que no borra constituciones con un solo movimiento de “Lo que diga mi dedito”, ni logra consensos de mano alzada.

Albur: ingenioso juego de palabras es el albur mexicano, con su picante doble sentido sexoso y picarón. Don José le dijo a Remigio mientras andaban en campaña “No sacudan tanto el chile, que se riega la semilla”. O no es lo mismo me canso ganso; que de tanto jalar a ese ganso…

Onomatopeya: pócima que transforma objetos, sujetos o sentimientos en sonidos expresivos. Como cuando sólo digo ¡auch! Porque lastimaste mi corazón enamorado y lo partiste a la mitad. Pero ni todos los sonidos del cómic que van del “Ouch” al “Pow” sirven para expresar el desconcierto de recortes y recortes en nuestro recién estrenado gobierno, dicen que dijo el buen Quetza cuando se enteró que había que devolverse a la capital a pesar de la contingencia ambiental, pues no tramitó los viáticos y eso ni los dioses lo pueden perdonar.

Elipsis: elixir que ocasiona la desaparición mágica de una o más palabras sin cambiar el sentido. Como cuando te digo quiero … y tú me entiendes. O cuando se eluden cifras de empleo para no alterar el dicho presidencial.

Metáfora : elixir que convierte a un ser u objeto en otro para ponderar una cualidad. Como cuando a Rosario se le hicieron los ojos dos luceros que queman a quien mira, y todo por un piropo. Pero contrario a la creencia burocrática, no se puede ir por la vida metaforizando recursos públicos por bolas de Béisbol.

Hipérbaton: esta figura logra acomodos prodigiosos, pues como decía el master Yoda “Imposible, nada es”. Pero no es efectiva para anteponer la crisis a la tragedia, en tiempos de contingencia.

Ironía: está pócima contiene palabras que dicen una cosa e implican otra. Como cuando a Mario le dijeron que era “un estudiante prodigioso “ al tiempo que le asentaban sobre la testa un par de orejas de burro. O cuando varios constructores dijeron sin esperanza “La fe mueve montañas” una así lo hizo para asombro incluso de la Santa Lucía.

Dicen las lenguas de fuego que la cumbre no tiene fecha final pues las pócimas se reconstruyen para resucitar vocablos perdidos, ingenios olvidados; pero tiene también como objetivo proteger las más bellas flores, enormes cenotes de aguas cristalinas que reflejan la luz del sol. No sólo Ápate y sus mentiras, ni la simpleza y el olvido; también la codicia y el mal tino que pretenden allanar esta región con trenes que amenazan a faisanes casi extintos, venados y serpientes.

Publicado en:

https://www.etcetera.com.mx/opinion/gabinetes-de-maravilla-otros-hechizos-de-palabra/

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