“He conocido mentes fuertes, imponentes, de modales incuestionables, pero nunca he conocido una gran mente que no sea andrógina”. Samuel Taylor Coleridge
La androginia como perfección
El tema de la androginia me interesa desde muchos aspectos menos el sexual. Lo que cada quien haga con su cuerpo es algo tan personal como intrascendente. Para la alquimia el andrógino es la aleación perfecta, símbolo de equilibrio, lucha interior entre fuerzas opuestas tanto biológicas como morales. En la mitología es el ser más perfecto.
El caduceo de Hermes (dios de la comunicación, entre otras cosas) es una hélice que representa las polaridades masculinas y femeninas, se entrelazan para comunicar a la Tierra con el Cielo. Es el equilibrio de las polaridades cósmicas.
El mito del caduceo simboliza el caos primordial, donde las serpientes que lo integran se enfrentan a duelo eterno y Hermes como sabio mediador, representa el equilibrio que otorga orden y paz. Como hemos comentado en otros textos, este símbolo es uno de los más antiguos y aparece en todas las culturas hasta hacernos pensar, de forma mágica, que lo tenemos impreso biológicamente puesto que es la manifestación del propio ADN. Los budistas toman al caduceo como eje del mundo, sus serpientes son Kundalini, la fuerza que duerme enroscada en nuestra columna y se eleva a través de los chakras, energía que presupone la evolución interior del espíritu.
Para el psicólogo Carl G. Jung el espíritu es una combinación de Animus y Anima, dos fuerzas que representan cualidades activas y cualidades creativas; dicho de otro modo, aquellos atributos que tradicionalmente conferimos a la personalidad femenina y a la masculina. Hoy sabemos que esa dicotomía es sólo una forma de agrupar, que no tiene nada que ver con el sexo, puesto que, de algún modo, son capacidades que se adscriben al hemisferio izquierdo y derecho de nuestra mente.
Los últimos descubrimientos en neurociencia parecen dar la razón a estos conocimientos antiguos y a la intuitiva psicología Junguiana en el sentido de que la integración de ambas polaridades Ying y Yang, Animus y Ánima, Razón y Emoción nos otorgan el balance y la integridad que se requiere para una vida plena. Nuestra historia como sociedad occidental ha privilegiado cualidades lógicoracionales asociadas con el falocentrismo; desde mi óptica hoy vivimos una feminización de la cultura que inclina el péndulo al lado totalmente contrario lo que conlleva otro tipo de excesos. Daniel Pink escritor estadounidense experto en motivación y emprendimiento, en su libro a Whole New Mind se encarga de convocarnos a vivir una nueva era de equilibrio.
Una mente completa
El libro de Pink nos plantea tres preguntas para entender lo que hoy sucede tanto en la empresa como en la educación. Nos pide que de manera individual nos preguntemos:
Los servicios que ofrezco:
•¿alguien los ofrece más baratos en un país asiático?
•¿los puede hacer la computadora más rápido?
•¿mi producto o servicio ofrece algo no material, un bien trascendente acorde a esta era de los excesos?
En el ámbito docente la pregunta se sintetiza a una: ¿qué puedo enseñar yo que no enseñe Google?
La respuesta nos lleva a cultivar todos los talentos artísticos y emocionales que se asocian con el hemisferio derecho del cerebro pero sin olvidar las destrezas asociadas con la lógica racional; esto es a lo que Dan Pink llama desarrollar una nueva mente completa.
Aprendemos a pensar en patrones que se graban en la mente a partir de caminos neuronales, algo así como una constelación eléctrica que establece la ruta de acción como la memoria que tiene el agua para correr por la cuenca de un río. Cambiar es un ejercicio complicado, arduo, lento y doloroso. El mejor ejemplo que he visto en ese sentido es el experimento de la bicicleta al revés
Un joven experimenta con una bicicleta que está al revés, cuando el manubrio va a la derecha las llantas lo hacen a la izquierda y viceversa. El gran descubrimiento es que la frase “Es tan fácil como andar en bicicleta” se ve contrarrestada porque nadie puede manejar esta singular bicicleta. Una vez que un patrón se ha interiorizado, basta que un elemento del sistema cambie para que la acción completa se perturbe. Al joven experimentador le llevó ocho meses aprender a andar esta bicicleta y, por supuesto, no le era posible andar en la bici regular después de haber incorporado el nuevo sistema. Dejo aquí la liga del video para que puedan ver este interesante experimento:
La bicicleta al revés: https://www.youtube.com/watch?v=EQ_MWip60jA