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Regina Freyman

La inevitable maldad del ser: trilogía depresión de Lars Von Trier

Perhaps the only difference between me and other people is that I've always demanded more from the sunset. More spectacular colors when the sun hit the horizon. That's perhaps my only sin1.

Joe Nimphomaniac

¿Somos malos? Para los griegos existían dos fuerzas que se oponían: caos y orden, una hecha de oscuridad, seres fuertes pero monstruosos que atentaban contra el lado luminoso del orden, donde seres hermosos llamados dioses se dan a la tarea de resguardar a la naturaleza para darle explicación y sentido. Para una mente que no entiende el caos, poner orden es la única manera de entender su estancia en la tierra. Pero desde los griegos sabemos que la purificación ni es posible ni es saludable, es por eso que se admite un poco de comedia ante lo sublime de la tragedia, o la embriaguez es un camino rápido para hablar con lo divino y el cuerpo un templo de gozo ¿Cuánta comedia, cuánta embriaguez, cuanto placer y cuanta emoción son síntomas de maldad? O ¿Cuánto drama, cuánta razón, cuánto dolor y sacrificio se requieren para ser un hombre bueno? Las religiones han dado su respuesta, las sociedades se debaten en el intento y el hombre común se deprime crucificado entre pasiones y razones, eso parece decirnos Lars en 3 películas, la trilogía depresión que discutiremos a continuación. No habrá respuesta ni recomendación tan solo un recorrido por un mundo narrativo que tampoco resuelve la dicotomía, nos instala en ella como lo estamos de antemano.


¡Mea Vulva, Mea Maxima Vulva!



Lo primero que surge como reflexión es por qué Lars usa a la mujer como su protagonista ¿Es ella la encarnación de todo mal? Las religiones del Libro parecen decir que sí, lo mismo que la mitología y toda explicación que hace de la naturaleza una diosa que encarna vida y muerte. Las tres protagonistas como las tres advocaciones del Padre, Hijo y Espíritu Santo, son la rebeldía de un mundo que ponen en el principio femenino el asombro, el horror de la gestación y la muerte. Los hombres son siempre representaciones de la razón que busca imponerse a la emoción, mientras tanto, el autor dolido proclama la depresión del mundo en tres historias de reminiscencia bíblicas: Anticristo, Apocalipsis y El pecado de la lujuria. Lars Vov Trier hace una teología visual, la exploración de las entrañas de la historia cristiana del pecado y la redención.

Son las tres protagonistas:

Ella (sin nombre de Anticristo, una Eva que somos todos o la Lilith que se esconde tras el germen de la mujer de Adán), Justine (imposible no recordar a Sade) de Melancolíay Joe (la ninfómana de nombre ambiguo) Nimfomaniac,tres aspectos de la depresión.

Ella, la primera, sufre el patético duelo del hijo que como Cristo se ha inmolado, se lanza por los aires en una de las más sublimes escenas del cine. Su dolor no tienen nombre y está corroído por la culpa, ella que hace una tesis doctoral sobre la quema de brujas en la Edad Media, se cree una de esas místicas del bosque, quemadas por el dominio de una Iglesia que repudiaba al cuerpo, a la tentación que la mujer representa y a su poder gestado que hace de ellas diosas por naturaleza. Ella tortura a su hijo en la espesura del bosque y una tarde mientras hace el amor apasionada con su Él (así, también sin nombre) su hijo Nic, el que aún conserva la advocación puesto que está limpio de todo mal, escapa de la cuna para lanzarse de la ventana en un vuelo entre la nieve. Ella lo mira todo y no hace nada, su dolor es tan grande que acaba por mutilar su sexo, el de su marido y regresar su alma al bosque junto con las hermanas exterminadas por un Dios que se desvinculó de la Naturaleza. Alegoríadel mito del Génesis, que expone el terror psicológico de las creencias cristianas sobre el origen del pecado, el sentido del mal y el poder de Satanás, retrata a la mujer no como una figura de Cristo, sino como Eva, la personificación del mal que trae pecado y muerte al mundo.

Justine es depresión en verde, gran parte de la película están llenos de verdes ricos, follaje y agua, la secuencia de apertura la figura como la Madre Naturaleza. Ella, heredera de Casandra sueña que no puede avanzar, presagia el apocalipsis, un planeta amenaza con estrellarse con la Tierra. Tras su sueño la escena nos instala el día de su boda, el ritmo de las citas es lento, parece un freno que se opone a la aceleración de nuestro mundo, Justine está ausente en la celebración de este ritual cristiano, la madre odia el matrimonio el padre en un juego de poligamia baila y retoza con dos jóvenes. Ella no espera su noche de bodas, de hecho rechaza tener sexo con su marido y prefiere hacer el amor con un desconocido en medio del bosque (campo de golf). EL otro momento erótico de la protagonista es cuando se tiende desnuda junto al río. Ella va ganando fuerza mientras la naturaleza destructiva toma fuerza, tendida en la hierba, mira al cielo en un melancólico baño de Luna.

Joe, es pasional y destructiva, parece no tener culpa a pesar de que su enfrentamiento con Seligman (hombre feliz, así traduce el mismo personaje el significado de su nombre) parece a ratos una confesión, otros más es el cuento que una sensual Sherezada relata a un perspicaz lector. La razón se enfrenta a la pasión como en las otras cintas, la civilización a la barbarie. Su historia se nutre de los elementos que encuentra en la recámara donde Seligman le da asilo, así, el objeto que abre la narración es un anzuelo de pesca que también se llama ninfa, Joe toma el objeto como pretexto para hablar de las primeras conquistas, travesuras y encuentros sexuales. Tras cada discurso de Joe, Seligman racionaliza para oponerse a la premisa de la narradora: “Soy mala”. El hombre justifica sus actos mediante razones. Ante el polémico tema de la pedofilia, Seligman no encuentra justificación mientras Joe dignifica al personaje que padece esta condición:

Se trata de un hombre que ha tenido éxito en la represión de su propio deseo…Ha vivido una vida de negación y nunca ha hecho daño a nadie… Piensa en su sufrimiento. La sexualidad es la fuerza más poderosa en los seres humanos. Nacer con una sexualidad prohibida debe ser agonizante. El pedófilo que se las arregla para pasar por la vida con la vergüenza de su deseo, y que nunca actúa, merece una maldita medalla.

Es justo ésta la cuestión, la contención del deseo, el mismo que Seligman habrá de perder al intentar rumbo a la conclusión de la película, violara a Joe. Hablamos de un hombre que en aras de cultivar la razón no ha cedido nunca a los placeres de la carne. En un debate entre pasión y razón, deseo y contención, Lars falla a favor de aquello que nos viene de la naturaleza, los instintos, los deseos, las emociones, todo aquello que nos hace más humanos y que hemos luchado por controlar.

Joe admite su maldad y su culpa con orgullo en una reunion de adictos al sexo:

Yo no soy como ustedes…porque todo lo que son es la policía moral de la sociedad, cuyo deber es borrar mi obscenidad de la superficie de la tierra para que la burguesía no se siente enferma. Yo no soy como ustedes. Soy una ninfómana y me amo a mí mismo por serlo, pero sobre todo, me encanta mi vulva, mi suciedad y mi lujuria.

Trío

Hay una escena que se repite en dos de las película, la de un niño que escapa de su cuna para lanzarse por la ventana, guiño de redención que el hijo de Ella (Anticristo), Nic, sí consigue y el hijo de Joe (Nimfomaniac, ambas personificadas por Charlotte Gainsbourg) no, el padre llega a tiempo para impedirlo. La escena en Anticristoes hermosa, grabada en blanco y negro, la segunda es prácticamente idéntica con la misma música de fondo pero grabada a color, indicio de que el descenlace será otro, no llegará la muerte. En ambas se presenta en close up a 3 mendigos que simbolizan el dolor, duelo y la desesperación y la que proporcionan los títulos de cada capítulo de Anticristo. De igual manera podemos pensar en las tres mujeres de esta trilogía como representantes de: dolor, depresión y evasión, tres conductas que representan la maldad que la sociedad quisiera aniquilar y que sin embargo se presenta con mayor frecuencia ante la desconexión con nuestra naturaleza, ante la salvaje individuación y alienación del mundo moderno. La depresión es un sentimiento que también se puede catalogar como enfermedad, un mal. Una sensación fuera de toda lógica que nos hace vulnerables. En pro de una supuesta “bondad” civilizada y racional enfermamos de depresión, melancolía y desconexión.




Ellos contra el poder de la naturaleza

Von Trier toma al arquetipo del hombre occidental, ejemplo de la supremacía de la razón, a través de la pesadilla de sus miedos más irracionales y reprimidos: la sexualidad femenina, la violencia salvaje de la naturaleza. Denuncia el poder de la racionalidad masculina, que se niega a reconocer nuestra naturaleza ambigua que no se fracciona en bien y mal, el caos primigenio de la naturaleza y los aspectos de la experiencia humana que están más allá del lenguaje y el control de la razón. El bosque, metonimia de la naturaleza, es quien manda, ella, irreflexiva acabará con todo, no quedarán razones hasta que la vida por sí sola con toda su pasión aparezca de nuevo.

La presencia de los árboles es una constante en toda la trilogía. En Anticristohay un árbol viejo demacrado, ella al mismo tiempo le teme y tiene una profundamente conexión con él. Hacen una reaparición en ninfómana, donde Joe habla de "encontrar su árbol de alma que representa a su persona y su vida. El padre de Joe le dice que los árboles en invierno, así, desnudos, muestran su alma, no se esconden tras su follaje, muestran su retorcimiento sin pudor.

La mujer es la naturaleza, una fuerza benévola, vengativa, violenta, madre dolida, sus pasiones intensas no pueden ser contenidas en un mundo dominado por razones, somos inevitablemente humanos.

Nota:

1 Tal vez la única diferencia entre las otras personas y yo, es que exijo más de la puesta de sol. Colores más espectaculares cuando el sol golpea el horizonte. Eso es, quizá, mi único pecado.

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