El tabaco es mi vegetal favorito
Frank Zappa
Humo en tus ojos… dice una vieja canción, se puede imaginar a un ser atractivo y misterioso (sea hombre o mujer) exhalando una cortina de humo que invita a trasgredir para encontrar los labios que se ofrecen pero se ocultan entre la bruma gris. Se puede suponer la escena como parte de una película pero para quienes no fumamos un beso sabor a cigarro no se antoja y resulta peligroso, claro que en el amor existen peligros aún más perniciosos. Existe cierta mística transgresiva en torno al cigarro, se le asocia al seductor, Humphrey Bogart es impensable sin una máscara de humo que envuelva su rostro, los personajes narrativos , sobre todo entre los 50 y 60 parecían concretar el gusto tras un encuentro sexual con un buen cigarro.
Hablemos sobre el tabaco en la narrativa, otros se encargarán de acabar con su reputación, lo que haremos en este recorrido es buscar su protagonismo entre las palabras. Lo primero que vino a mi mente fue la frase de Zappa que sirve de epígrafe y luego pensé en este poema de Pedro Antonio de Alarcón:
¡Lío tabaco en un papel; agarro
lumbre, y lo enciendo; arde, y a medida
que arde, muere; muere, y en seguida
tiro la punta, bárrenla, y... al carro!
Un alma envuelve Dios en frágil barro,
y la enciende en la lumbre de la vida;
chupa el tiempo, y resulta en la partida
un cadáver. -El hombre es un cigarro.
La ceniza que cae, es su ventura;
el humo que se eleva, su esperanza;
lo que arderá después..., su loco anhelo.
¡Cigarro tras cigarro el tiempo apura;
colilla tras colilla al hoyo lanza;
pero el aroma... piérdese en el cielo!
Creo que la asociación contra el cáncer de pulmón podría tomar de aquí varias frases, comparto, eso sí, el gusto por el aroma.
Juan Carlos Onetti, el escritor uruguayo, decía que comenzó a escribir por culpa del tabaco. Recién casado se mudó a Buenos Aires, donde estaba prohibida la venta de cigarros los fines de semana, así que había que guardar provisiones entre semana. En una ocasión lo olvido y la ansiedad se trasladó a un cuento de cuarenta páginas (primera versión de El pozo ) que escribió de una sentada.
Mijaíl Bajtin el teórico ruso fue condenado por Stalin al exilio en un lugar donde no había tiendas para comprar cigarros y cuenta la leyenda que se fumó un ensayo sobre Goethe, al que había invertido nada menos que diez años.
He aquí los testimonios de varios personajes de ficción, que claro, están hechos de palabras, no corren riesgo, no tienen pulmones:
No comprendo eso- dijo Hans Castorp- No comprendo que se pueda vivir sin fumar. Es privarse, sin duda alguna, de la mejor parte de la existencia y, en todo caso, de un placer muy considerable. Cuando me despierto, ya me alegra el pensar que podré fumar durante el día y cuando como tengo el mismo pensamiento. Sí, puedo decir que como para poder luego fumar y creo que no exagero mucho. Un día sin tabaco sería el colmo del aburrimiento, sería un día absolutamente vacío e insípido y si por la mañana tuviese que decirme: ”hoy no podré fumar” creo que no tendría el valor para levantarme. Te juro que me quedaría en la cama. Mira, cuando se tiene un cigarro que tira bien -naturalmente, no ha de haber ningún agujero ni debe tirar mal, esto es una cosa completamente desagradable- , cuando se tiene un buen cigarro, uno se halla al abrigo de todo.
La montaña mágica Thomas Mann
Fumarse un habano, mejor dos, tres, una rueda completa. Encender el próximo con aquel a punto de apagarse. Pasar días y días -esas jornadas en que nada hacemos, en que poco podemos hacer- inhalando el humo de una legión de habanos. Esa podría ser una manera de alcanzar el nirvana, colocarse en resonancia con todo aquello que se espera de un habanero que se aburre y comienza a pensar en fumárselo todo, desde las hojas secas de los árboles hasta su propio cuerpo. Comenzar con los dedos de las manos, las propias, las ajenas, todas hasta alcanzar la transformación en un ser humano en extinción fumándose su propio ser en medio de la Nada. En medio de una ciudad de humo, con personas de humo orgullosas del habano.
“Un Cuento de humo”. Caminos de humo rnesto Pérez Chang.
Qué sabes tú de tabaco, pinche cabrón. Me lo paso por los huevos el tabaco cubano, dijo Labarca casi sin inmutarse. ¿Cómo dice, compañero?, dijo el inspector. Que me vale madres el tabaco cubano, donde arda un Delicados que se apaguen los demás.
Los detectives salvajes – Roberto Bolaño.
Mi serie de televisión favorita es Mad Men que cuenta la historia de los hombres y mujeres de Madison, los creadores de las agencias de publicidad de los Estados Unidos, es memorable la carta (supuestamente publicada en el New York Times) que el protagonista escribe para deslindarse de la marca de cigarros Luky Strike en los albores de los sesentas, cuando se comenzó a sospechar el vínculo entre este producto y el cáncer, los cigarros se anunciaba sin reservas en todos los medios, de hecho, es curioso apreciar cada capítulo a los protagonistas fumando hasta en el quirófano. Transcribo la carta:
Recientemente, mi agencia de publicidad puso fin a una larga relación con los cigarros Lucky Strike, y me siento aliviado.
Por más de 25 años nos dedicamos a promover un producto para el que un buen trabajo es irrelevante, porque las personas no pueden dejar de comprarlo. Un producto que nunca mejora, que enferma, y hace a la gente infeliz. Pero había mucho dinero en este asunto, una gran cantidad de dinero, de hecho, todo nuestro negocio dependí de esta cuenta. Sabíamos que representarlos no era bueno para nosotros, pero no podía parar.
Y luego, cuando Lucky Strike trasladó su negocio a otra parte, me di cuenta, que esta era mi oportunidad de ser alguien que puede dormir por la noche, porque hoy sé que lo que estoy vendiendo no matar a mis clientes.
Así que a partir de hoy, Sterling Cooper Draper Pryce ya no manejará cuentas de tabaco. Sabemos que va a ser difícil, pero si usted está interesado en el trabajo de los cigarrillos, he aquí una lista de agencias que lo hacen sin remordimiento: BBDO, Leo Burnett, McCann Erickson, Cutler Gleason & Chaough, y Benton & Bowles.
En cuanto a nosotros, damos la bienvenida a todos los otros productos, porque estamos seguros de que nuestro mejor trabajo está todavía por venir.
Atentamente, Donald F. Draper
Como se puede apreciar la narrativa tiene sus vínculos con el cigarro, la boca aspira y expele humo en que, probablemente, transiten imágenes y palabras que la mente construye en silencio mientras las manos teclean a gran velocidad, no sé por qué no fumo, lo mío es absorber por los oídos notas musicales que acompañan el ritmo de mis manos, imagino que una cortina de notas me acaricia, no huele a nada, tampoco guarda un sabor, pero cada acorde despierta recuerdos, olores, sabores y visiones de aquello que fue y de todo lo que podría ser.