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Regina Freyman

Hiperbólica ética amorosa


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Se sugiere ampliamente en tiempos de confusión posmoderna

De consumismo del deseo

De desamparos múltiples

De amores confusos, paradójicos y líquidos

Para quienes están dispuesto a hablar de amor desbordado, a jugar a pervertir el lenguaje con la hiperbólica poética del amor. A hacer del sexo y de su espíritu erótico un lujo necesario.

A admitir que el amor no escatima, ni se corrigen los defectos, que amar requiere de valor, de dos que quieran fecundar juntos sus posibilidades vitales, afectivas, intelectuales. Que no acepten la simple interacción entre individuos clausurados.

Que busquen la polinización cruzada, recíproca, mutua, que apuesta al milagro, porque las palabras del amor son siempre palabras contra el horror, contra la muerte.

Para quienes quieran emprender un proyecto creativo que impone cada día un discurso nuevo, una conversación que ayer no existía y que puede llegar a ser interminable. Que se nutre de simpatía que nos hace sentir implicados en lo que al amante le sucede, porque nos duele su dolor y nos alegra su alegría. Que nos liberade toda desconfianza, de los cortos vuelos y del escepticismo, que no concibe la unión del deseo sexual con la amistad.

Aspiro cada día a la intensidad, a la valoración profunda, acomulgar con la fantasía de que de niños nos tocamos con la imaginación y desde entonces nos hemos buscado en mil cuerpos y a través de cien historias.

Para quienes se arriesgan al peligro del deseo que se enciende con una mirada y que aspira a la fusión de todos los dioses y todos los demonios. Un amor físico que concentra el tiempo magnífico, la duración mágica que se miden por suspiros y se acuñan entre el aliento. Para quienes quieran imponer una narrativa de gozo donde antes hubo historias insulsas, que renuncian a los celos, a la envidia, a las suspicacia, al temor y a la sospecha, una historia que no sea posesión, ni desidia, que conjure los olvidos y los descuidos que sea todo un arte del querer.

Para quienes estén dispuestos a la hospitalidad erótica, donde reine la voluntad de gozo mutuo, el espíritu conscientes e informado, lúcido y perspicaz, para quienes quieran escribir la narración presente que se renueva con la mañana.

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