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Ría, río o mar

  • Regina Freyman
  • 26 jun 2012
  • 3 Min. de lectura

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El pensamiento disgregado debe unirse de nuevo mediante el pensamiento crítico, mismo que pone a la luz los supuestos sociales con los que interactuamos cotidianamente. Generar alternativas deben ser el producto del pensamiento crítico. Así comienza el representante del Banco BVA la conferencia inaugural, al tiempo cede la palabra a un hombre que le gusta acuñarlas en papel, se llama Kirmen Uribe (repito el nombre varias veces, es algo difícil de memorizar).

Kirmen cara de niño, habla con dulzura, lo hace también con una naturalidad y sencillez casi infantiles, parece un chiquillo contando sus aventuras, su espontaneidad llega al grado de confesar que ha perdido el hilo conductor o que no encuentra el vocablo apropiado. Seduce su desparpajo al tiempo que confluye con un discurso profundo y conmovedor. Nos habla de sus novelas pero destaca dos anécdotas, cuenta que al ir a buscar una historia, se instaló en Perl Harbor, la ciudad fue sembrada por árboles con el propósito de ocultar casas militares de aquellos que participaron en el bombardeo de Nagasaki, las autoridades quieren olvidar, la sociedad civil no, de forma voluntaria conducen visitas para contar la vergüenza y que esa historia no se repita.

Estando en Perl Harbor recibió un libro que viene de Nagasaki, un escritor cuenta a otro de un tercero que lleva un diario en los tiempos de la guerra, entre escombros y tras el bombardeo, encuentra la cara de un ángel, parte de una escultura de la antigua catedral católica de Urakami o Santa María. Su belleza lo conmueve, decide guardar en el sótano este souvenir de la esperanza.

Tiempo después, cuando el escritor del diario ha muerto sus hijos descubren el rostro de la esperanza oculto en el sótano.

Una cosa son las ideas y otra el corazón, no hay relatos únicos ni verdaderos, tenemos que buscar relatos comunes. Nos dice Kirmen, yo le pregunto si no piensa que la belleza es también un simulacro que hace pensar a esta ingenua turista que hoy escribe, que ante la belleza de Bilbao es imposible la infelicidad.

Y le pregunto por qué es que las letras fueron una alternativa a la violencia que, como una capa negra cubrió su infancia y su historia familiar. Se declara a favor de la memoria , sostiene que la literatura como pico y pala rescatan los episodios ocultos y las lecturas complementarias. Ama su lengua vasca, debe escribir en ella para que no muera, su escritura procura la reconciliación y tiene una lengua por compartir, cuando una lengua muere todos perdemos algo, me dice. Insiste en que vivimos en una realidad de relatos enfrentados, el escritor puede ayudar a rescatar los relatos comunes. Cuenta de nuevo una historia personal:

Mi abuela era republicana y mi abuelo franquista, pero no el franquista rígido de bigote, él era un liberal, uno tiende a creer el estereotipo y los hombres somos siempre mucho más. Cuando cayó enfermo mi abuela le leía los periódicos que alababan las obras del dictador, mi abuelo celebraba complacido desde su dolor, ella siempre coronaba cada nota con la sentencia de ¡Otra mentira!

Eso no le impedía sentarse a su lado y leerle todas las mañana. Las relaciones personales son el primer paso para la reconciliación. Detrás de cada político hay un familiar, detrás de cada idea un hombre. Hay que sentarse a conversar lo común.

Cierra su discurso tras proclamar que la sentencia del Tribunal Constitucional de legalizar al partido político abertzale Sortu es una esperanza de reconciliación y de paz.

La conferencia termina y debemos ir a clases, planeamos varios tomar un barco que nos llevará a cruzar la ría, ya en ella pienso en el abuelo franquista y la abuela republicana, Carmelita de Chiapas me aclara la diferencia entre río y ría. Pienso en la ría femenina que atraviesa este lugar y que mi ignorancia llamó río hasta saber que es una mujer que se contamina con el mar y que busca desembocar en él, sus aguas confluyen y se enredan sin dejar sus densidades, ella es dulce y él salado. Pienso en mi hermana peñista y mi maestra lópezobradorista, pienso en la ría y el río, todos reímos ¡Estamos en Bilbao!

 
 
 

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