Por andar hurgando entre pecados escribo un proyecto de ética y eso me hace merecedora de un curso de Ética argumentativa en la Universidad de Deusto en el país Vasco. La ciudad de Bilbao me enamora desde la primera mirada, su río sinuoso me hipnotiza, el hermoso museo Guggenheim es una pestaña plateada que me dice ven. Me resisto, tengo clases, “ya te recorreré con calma” le digo con voz suave, me doy vuelta y me hago la interesante. Pero debo comenzar por el vuelo.
Pero antes, en el aeropuerto mi primer parada turística fue Maritza, maestra compañera de chamba, la única otra Toluca que va en el grupo, la emoción siempre es un buen lugar de visita, Maritza y yo brindamos con café. Lo bebo con la ansiedad con que quiero beberme a la ciudad de Bilbao, una ciudad industrial sin pena ni gloria que el museo Guggenheim y un plan de rescate urbano preñaron de belleza hiperbólica.
No podré votar y lo lamento, pero puedo decir, tan solo como desahogo, que no quisiera hacer lo que muchos votantes en mi país: proselitismo. No creo en el proselitismo político entre iguales como tampoco creo en recomendar posiciones del kamasutra, en contagiar a otros de mi religiosidad o mi falta de ella. No creo tener la verdad y sé que o somos la especie centro del universo. Me siento un organismo viajero lleno de dudas que intenta pensar, eso sí, que algún día el cerebro humano evolucione en algo así como cerebro tipo google earth y entienda que la supremacía de la especie debe tener visión panorámica, hasta el momento la competencia individual ha llevado, es cierto, a la propagación de la especie, y a grados tales que carcomemos al hábitat. Prosperamos unos trepando por los hombros de los otros. Mis últimas reuniones sociales antes de irme se salpicaron de hermanos, amigos y compañeros, que se descalifican hasta el insulto por sus tendencias de voto. Digo de voto y no políticas porque muchas veces son las pasiones y no las ideas las que orquestan la filiación. La ilusión del viajero es, tras la seducción del lugar, creer que aquí no se pude ser infeliz, claro que es el hechizo de la ingenuidad como el de Maritza de pensar que se comerá a Europa en un fin de semana, así de linda es la inocencia y es que tras caminar por el río me supongo despertar a diario con este panorama y no concibo la tristeza, sin embargo, la gente aquí (muy amable, noto) habla con desesperanza y temen algunos, muy dramáticos, hasta el viejo fantasma de la guerra civil, sin embargo, ayer fue domingo de misa y me impresionó ver a toda la gente con sus mejores galas salir de las iglesias o sentados en un bar. Maritza quiere subirse al barquito, ir a la playa y tomar el metro y yo solo quiero caminar. Encontré un parque que debo visitar sola, pienso perder la virginidad literaria aquí; abro un libro de Kirmen Uribe, Bilbao-Nueva York-Bilbao, uno de los máximos renovadores del panorama literario actual en lengua vasca. Claro que leo en español. Mañana dará el discurso inaugural del curso. Me conmueven sus palabras: Bilbao Los peces y los árboles se parecen en los anillos. Si hiciéramos un corte horizontal a un árbol veríamos sus anillos en el tronco. Un anillo por cada año transcurrido, es así como se sabe la edad del árbol. Los peces también tienen anillos pero en las escamas, gracias a ellos sabemos cuántos años tiene .Los peces nunca dejan de crecer. Nosotros no, nosotros menguamos a partir de la madurez...El anillo de los peces lo crea el invierno. El invierno es el tiempo durante el cual el pez come menos, y el hambre deja una marca oscura en sus escamas porque su crecimiento es menor durante esta época. Al contrario que en verano. Cuando no pasan hambre, no queda ningún rastro. El anillo de los peces no se ve , pero ahí está. Como si fuera una herida. Y como los anillos de los peces, los momentos más difíciles van marcando nuestras vidas, hasta convertirse en medida de nuestro tiempo. Los días felices, al contrario, pasan deprisa, y enseguida se desvanecen.Lo que para los peces es el invierno, para las personas es la pérdida... delimitan nuestro tiempo; el final de una relación, la muerte de un ser querido. Cada pérdida es un anillo oscuro en nuestro interior. El país vasco sabe de división, son dos lenguas las que se oyen por las calles. Es un pueblo que ha sido herido y ha herido muchas veces. “El Tribunal Constitucional legaliza al brazo político de la banda terrorista ETA”. Reza el encabezado de esta mañana. Bilbao New York Bilbao es un vuelo entre el aeropuerto de Bilbao y el de Nueva York. Un recuento de del proceso de escritura de la novela en cuestión. “Una cosa son las ideas y otra el corazón, no hay relatos únicos ni verdaderos, tenemos que buscar relatos comunes”. Así comienza un nuevo día en Bilbao en el auditorio con un escritor cara de niño Kirmen Uribe. Mientras lo oigo pienso en mi propio país dividido por unas elecciones, sé que al volver mucho de lo que dejé habrá cambiado