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Regina Freyman

Mundo feliz

Deberíamos pensar no sólo en aquello que llene de dinero los bolsillos de los ciudadanos sino en lo que llene de alegría sus corazones. *

David Cameron

Líder del partido conservador británico

No se trata del título de una vieja telenovela ni el slogan de un parque de diversiones, en la actualidad, los gobiernos del mundo hacen esfuerzos por garantizar condiciones que proporcionen a sus ciudadanos circunstancias de vida que hagan plausible la búsqueda de aquello que llamamos felicidad.

Podríamos pensar que estas medidas son demagógicas, pues la felicidad es subjetiva, y sumamente personal, incluso es difícil definir un ideal tan grande que parece amparar la vida misma. Sin embargo, los neurólogos afirman que los estados de gozo y dolor se miden objetivamente y la honestidad de quienes afirman ser felices es bastante fidedigna, concluyen los psicólogos. Los economistas por su lado, dicen que incluir la felicidad es asertivo y útil, en tanto que es la mejor forma de medir habitabilidad y de ella se desprenden muchos otros indicadores relevantes en el desarrollo de una nación.

Los índices que miden felicidad y calidad de vida muestran los mejores resultados en lo referente a las condiciones de vida que caracterizan a las sociedades óptimas, es decir, aquello que hace de un lugar cualquiera una ciudad hospitalaria con ciudadanos satisfechos.

Usamos dos fuentes para saber la satisfacción que obtenemos de la vida, nuestros afectos y las ideas que estos suscitan. Sería fácil creer que son más felices las personas más ricas o aquellas que han logrado sus objetivos en la vida pero no es necesariamente así de fácil. No todo lo compra el dinero y los deseos pueden ser inagotables

La percepción de felicidad, podemos pensarla en tres sentidos: la ponderación que engloba todos los aspectos de la vida que podemos llamar satisfacción vital (difícil de reportar y medir); el gozo o felicidad hedonística, que involucra el placer y las situaciones afectivas que la proporcionan en lapsos de tiempo determinados, se trata de un estado de gozo que no involucra tanto la consciencia; a diferencia del contento, que es una percepción subjetiva e individual de la satisfacción de condiciones de vida, proyectos y expectativas, tiene que ver con la consciencia y se centra en condiciones medibles, la habitabilidad y la habilidad para vivir, responde a la capacidad que tenemos para lidiar con los problemas cotidianos. Los principales indicadores mundiales que se centran en ello son:

La felicidad nacional bruta (FNB)

Índice de Desarrollo Humano (IDH)

Indicador Genuino de Progreso (IGP)

Índice del Planeta Feliz (HPI)

Índice de Satisfacción con la Vida (ISV)

Los índices anteriores miden a las naciones, en el caso concreto de las ciudades consideradas más felices en el mundo, la estadística más reciente apareció en la revista Forbes en 2011 y fue realizada por Simon Anholt, consejero del gobierno británico y de política e investigador de mercado de GFK Custom Research en Norteamérica. Las ciudades más gratas para vivir son:

1. Rio de Janeiro, Brasil

2. Sydney, Australia

3. Barcelona, España

4. Ámsterdam, Países Bajos (Holanda)

5. Melbourne, Australia

6. Madrid, España

7. San Francisco, Estados Unidos

8. Roma, Italia

9. París, Francia.

10. Buenos Aires, Argentina.

La felicidad personal es un asunto íntimo que se dibuja con sus peculiaridades en cada caso la vida en común, por otra parte, debe procurar ciudades que privilegien condiciones de bienestar y satisfacción de necesidades, algo que podemos llamar habitabilidad; así como brindar la educación pertinente que haga de pobladores pasivos, ciudadanos competentes y comprometidos con su entorno.

* We should be thinking not just what is good for putting money in people's pockets but what is good for putting joy in people's hearts

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