top of page

Secretos

  • Regina Freyman
  • 8 feb 2011
  • 2 Min. de lectura

Carmen se te perdió la cadenita

Con el Cristo del nazareno...

Carmen por eso no voy a olvidarte

Dime lo que ocultas y te diré quién eres, eso pensó muy temprano antes de ir a trabajar. También pensó en el silencio, en las muecas; miles de susurros buscando sintonía. Recordó las miradas que comunican sin palabras, los pellizcos bajo la mesa, las cejas arqueadas y la mano sobre los labios para tapar la indiscreción. Pero sobretodo recordó el oído plácido, inerte, una oreja quieta y quizás muerta, plagada de hormigas, la oreja que abre la película Terciopelo azul de David Lynch. El éxodo de insectos son miles de secretos

oreja.jpg

que, tras la muerte, emergen de su antiguo refugio. Ya no hay conciencia carcelaria salen libres y sin rumbo en busca de otro recinto para guarecerse y atormentar a su vigía que deberá callar para que no pierdan su decoro. Pero eso era antes, hoy las hormigas se fugan por todas partes, ya no se contienen, los secretos son sólo disimulo, administraciones de verdades en dosis pequeñitas.

Los oídos pululan, están los atentos y los receptores sordos que sintonizan el ruido del momento, hacen con el un reggeton o una cumbia para pasar el momento, los atentos tienen boca y no se callan, se percatan y construyen, de a poquito, el rompecabezas.

Subió a su coche y prendió el radio. Se acordó la de veces que la abuela le decía hija: En boca cerrada no entran moscas; El pez por la boca muere; Si quieres a viejo llegar ver oír y callar. Tampoco olvida las ocasiones que se quedó silente para no molestar, porque calladita una se ve más bonita. Las injusticias que dejó pasar, se volvió cómplice de su debilidad, de bajar la cabeza ante la autoridad. Otras tantas fue víctima de su boca floja, de involucrarse en pleitos ajenos, quizás para vengar los silencios venenosos.

Es cierto que divulgar secretos a voces no implica romper la discreción, el rumor se fue haciendo fuerte entre tanto coro, pero la única forma que ella conoce de disipar cortinas de humo es alumbrando el dicho para esclarecer, para abandonar el rumor de una vez por todas y alejar a los pájaros del alambre.

Qué será juzgada, quizás, qué se expone al ridículo, tal vez, qué se siente comprometida con lo que sabe, eso es seguro y qué tras oír a la mujer que cuestionó al poder y perder su trabajo, se envalentona, pues sabe que no esperará que las hormigas le salgan de los oídos para decir de una vez por todas:

Esta boca es mía.

 
 
 

コメント


  • Facebook App Icon
  • Twitter App Icon
  • Google+ App Icon
  • Instagram App Icon
  • LinkedIn App Icon
bottom of page